Se puede emprender a partir de los 40

Cada vez son más personas las que se plantean emprender a pesar de tener ya una edad. Un ERE en la empresa que habías trabajado toda la vida, verte con un poco de dinero fruto del despido, la posibilidad de capitalizar la prestación por desempleo y así poder cobrar todo el “paro” de una sola vez, la fiebre o yo creo que “burbuja” del emprendimiento y sobre todo, el pesar que en principio, eres un profesional al que todavía le queda mucha vida laboral por delante pero eres “viejo” para un mercado que premia la década de oro (de los 30 a los 40), hace que te lances a la piscina.

Son muchos los mensajes de  atrévete a salir de la zona de confort como en este corto vídeo y muchos los mensajes que desde la sociedad nos “empujan” a emprender. Pero ¿Es una buena opción? Pienso que todo depende de tus circunstancias económicas, de tu idea de negocio, de tus capacidades… Sí que podemos aprender a emprender y desde las administraciones públicas hay técnicos que te ayudan a elaborar el plan de empresa, te dan pequeños cursos sobre conceptos económicos, de generación de ideas, de conocimientos en TIC… y todo gratuito, pero también, y no quiero desanimar a nadie, he visto por   desgracia levantar la persiana a varios negocios que a los cuatro días han tenido que cerrar, quedándose la persona sin prestación por desempleo y en ocasiones, con deudas.

 

Este ya clásico vídeo de emprendedores, refleja que los inicios son duros, pero que se puede conseguir. Como en la imagen que os he puesto, hay familias que te pida prudencia, bancos que te ponen mil trabas para darte el dinero,  administraciones que te pide mucho papeleo… esto provoca, que el llegar a tener tu negocio sea una verdadera carrera de obstáculos.

 

Ahora, se han ido creando nuevas modalidades de financiación como el crowdfunding, que consiste en pequeñas aportaciones de capital por parte de muchas personas, los business Angels,  inversores que si creen en tu proyecto te lo financian o también han aparecido  programas de ayuda a emprendedores en la mayoría de entidades financieras.

La aparición de los coworking, espacios de trabajo en los que contratas los servicios que precisas:  derecho a una mesa, sala de reuniones, un despacho cerrado, servicios comunes (impresora, proyector, zona office…) y el disponer de una amplia variedad de modalidades  de contratación: alquiler anuales, semanales o por horas, facilitan el poder tener un espacio desde el que trabajar sin comprometerte con grandes costes fijos y con la ventaja de poder contar con otros  profesionales con los que hacer sinergias o apoyarte emocionalmente.

En esta línea, también recomiendo formar parte de organizaciones de mujeres empresarias  y profesionales como Womenalia, LinkedWoman, o en mi zona geográfica  Dones d’Empresa de l’ADEG (Asociación de empresarios del Penedès-Garraf) en el caso de ser mujer, u organizaciones de empresarios, asociaciones de emprendedores, cámaras de comercio… para ambos sexos, con la finalidad de no sentirte tan solo cuando emprendes. En estos sitios, disfrutarás de bases de datos de otras empresas que pueden llegar a ser tus clientes o proveedores,  pueden resolverte dudas por las que ellos ya pasaron ejerciendo de mentores,  podrás disfrutar de descuentos en materiales y servicios de otros asociados… y te aportan el “calor humano” necesario para inyectarte confianza cuando tus dudas afloren.

Desde aquí quiero agradecerle esta oportunidad y su simpatía y profesionalidad a Virginia.

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